La noche busca pretextos en la LuNa mientras la locura me sonrie, y si acaso mis razones se niegan al olvido, que la Serpiente del Mictlan se coma el conejo y hasta la LuNa misma!!

...de la Carta perdón

De cara ancha, nativo rostro, patillas largas, ojos negros, dentadura desalineada, Fernando, desde el Mictlan le saluda.

El castigo y la tortura, de sus delicados dedos a mis burdos ojos, la pantalla palidece ante su enojo, una ofensa, mi afrenta, yo el grosero, que debo decirle, una mentira, que contarle, un engaño, una excusa, fuera bueno un ruego, debiera el clero rezar por el alma que hoy condena a vivir el infierno en la tierra, yo ofrezco mi vida para redimirme, claro en abonos, y mi sangre para consagrarle, uno o dos litros a la semana, si no es molestia, le daría la luna si no estuviese tan alto, y no fuera tan noche, las estrellas sino brillaran ya en sus ojos.

No dama, de fina cuna, de delicados movimientos, estilizados y sofisticados cual felino al asecho, no es el olvido lo que actúa sobre lo que no supuse ofensa, solo una…si tuviera yo clase lo diría e…tontería, una bobera en pocas palabras, buscaba la respuesta, el mejor momento, tal ves en un ensayo, o un cuento mejorado de respuesta, no llego el momento adecuado hasta que por azares del destino su agradable presencia encuentro, un honor haberla acompañado un instante que el tiempo Débora aprisa celoso de compartirlo.

Piel blanca, ojos grandes, si de noche los miro no dudo un felino, que roba el alma de un suspiro, el suspiro que con su enojo me roba, alma, vida, y pensamiento, sabrá usted la agonía de la que soy prisionero, sin tan solo una sonrisa, un consuelo, me brindara, pero se que soy un grosero, de esos patanes de mal habla de poco respeto, acudo a su bondad, levante el castigo, termine mi pesar, no pido mucho solo el dejarme respirar.

Cabello rizado, ondulante al nocturno aire, privado de ese aire me encuentro por mi falta de atención, pido clemencia, le ruego por este pobre mortal ¡Oh dríade! Señora de la luna azul y felinos concédame un último alivio, hágame dormir sin sueños, como el gato que cuelga de la soga si su perdón nunca llega, si llegase inesperado, como al lluvia en diciembre, mil veces gracias, sino, que la soga sea de papel, o que no apriete tanto mi grosero ser.

Zancas cortas, a las flacas, costillas y cráneos, Fernando, al Mictlan se marcha.

Espero este mareada y mi falta de atención, grosería, sea disculpada, pues solo de Dios es el perdón. Mictlan

suena... la silueta de una sonrisa...y mi absolución.