Que miedo andar descalza y caminar sobre la luna demasiado a prisa, sin mochilas paracaídas colgando de mis lunares o de mis costillas, miedo a tropezar con el eco de mi deseo y caer directamente sobre un mundo absurdo con los huesos rotos y los labios tan amoratados que mutilen el auxilio; miedo a las salidas de emergencia donde sólo esperan en silencio gatos asesinos de tu recuerdo y vayan disparando sobre mi sien, cientos de besos deliciosamente atinados. Que miedo a la caida libre de tu olvido y me olvide de los caminos recorridos, donde iba paso a paso entrelazando tus manos a mis sueños mientras las mias desgastaban tu cuerpo con la complicidad de mi sexo.
Me gusta pensar que aún conservo el miedo. así que hoy confiaré mi suerte a aquella estrella con tendencias suicidas para que salve la humedad de mis ojos mientras espero -sentada claro- a aquel Gato negro; y de no haber más opciones voy a cruzar los dedos para no perder el arnés que ata aún mi locura a tu recuerdo.
suena...tuyo siempre-Calamaro
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