...y el Gato afilaba su mirada y sonreían sus colmillos como navajas, con dulcisimos zarpazos escalaba hacia la luna sangrando la distancia y en noches de azulcasinegro desifraba acertijos para asesinar a sus fantasmas; solia comer libelulas y de vez en vez se divertia enamorando alebrijes disfrazadas de estrellas. -- La Luna enciende el ultimo tabaco (el del deseo) mientras se venda los ojos para no enamorarse más de aquel gato negro; bocanadas de locura formando toboganes para desender hasta su cama, regalarle alguna luciernaga y tomar su mano las noches que restan.
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